sábado, 5 de marzo de 2011

Alzinas/encinas, carrasques/carrascas y coscolls/coscojas. El dilema de la bellota

Para un neófito diferenciar estas tres especies ha sido algo arduo y aún, a veces, mas bien muchas, me equivoco. Antes pensaba que eran la misma planta pero en diferente estado de crecimiento, dado el gran parecido que poseen.

Dos instantaneas de un magnifico ejemplar de alzina
en las afueras de Benifallim. Noviembre de 2010

L´alzina (Quercus ilex), casi inexistente en estas tierras y fácilmente confundible con la carrasca (Quercus rotundifolia), solo podemos encontrarla como ejemplares aislados. Es un árbol de talla media, que llega a alcanzar los 25 metros de altura, que nunca se presenta de forma arbustiva. Sus hojas, que son perennes, (permanecen en el árbol entre dos y cuatro años, con una media de 2,7 años), alargadas, coriáceas y de color verde oscuro por el haz y más claro por el envés, están provistas de fuertes espinas en su contorno cuando la planta es joven y en las ramas más bajas cuando es adulta, careciendo de ellas las hojas de las ramas altas. La corteza lisa y de color verde grisáceo en los tallos, se va oscureciendo a medida que crecen y, a alrededor de los 15 o 20 años, se agrieta en todas direcciones, quedando un tronco muy oscuro, prácticamente negro. Su fruto, la bellota, al contrario del de la carrasca es amargo. Su madera, al igual que la de la carrasca, fue muy utilizada por su dureza para las vigas de los techos, los radios de las ruedas de los carros y los mangos de los instrumentos de trabajo.
De gran importancia antroponímica, es origen de diversos apellidos como Encina, Olcina, Oncina, Alsina, etc.
Carrasca adulta. Cerca del barranco de Fontalbres.
Biar. Enero de 2011

Bosque de carrasques.
Font Roja. Ocrubre 2008

Carrasques arbustivas.
Màquia en la umbría de la sierra de Onil
Biar. Enero 2011

Màquia de carrasques y pí blanc.
Umbría de la sierra de Onil
Biar, enero 2011

Primer plano de una carrasca cargada de bellotas.
Barranc de l´arc. Benimantell, noviembre 2005

Primer plano de las hojas y bellotas de la carrasca.
Ampliando la foto podemos apreciar la diferencia de color en el haz y el enves de la hoja,
así como la ausencia de espinas en la cúpula de la bellota.


La carrasca se caracteriza por poseer hojas más redondeadas y mayor concentración de glúcidos en la bellota, que son ligeramente mayores. En casi todos los encinares es posible encontrar ejemplares con características de una o de otra subespecie, así como todos los estados intermedios sin solución de continuidad, lo que hace muy difícil su diferenciación. Árbol que alcanza los 15 o 20 metros de altura, aunque con frecuencia se presenta como arbusto achaparrado, formando comunidades como el bosque esclerofilo o la maquia. Cuando adquiere porte arbóreo tiene copa amplia y redondeada, y un tronco recto o algo torcido, con corteza pardusca y grietas poco profundas. Las ramillas jóvenes son blanquecinas, con densidad de pelos. Las hojas van de redondeadas a algo alargadas, con 5-7 nervios, coriáceas, verde oscuras por el haz, grisáceas por el envés. Inflorescencias masculinas colgantes (amentos), con numerosas flores, de reducido tamaño, formadas por un único verticilo de 3-7 piezas y varios estambres. Flores femeninas, en el extremo de las ramillas, cuando maduran para dar lugar a las bellotas.
La disminución de la carrasca, al igual que l´alzina, de nuestros paisajes fue a causa de la tala masiva a que se sometió para la fabricación de carbón vegetal, llegando incluso no solo a talar los ejemplares adultos, sino a arrasar las comunidades arbustivas.
De gran influencia toponímica, da nombre a numerosos parajes de esta tierra, como "la font del carrascalet" en Cocentaina, “el carrascar d´Alcoi”, “el carrascar de Parcent”, “la serra de la Carrasqueta” en Xixona.

Màquia de Coscoll.
Se aprecia el entralazado formado por sus ramas que dificulta el paso.
Serra dels plans. La torre de les maçanes, noviembre 2010

Ejemplares altos de Coscoll, dispersos y clarificados.
Sierra de Onil, enero 2011

Restos de màquia formada por coscoll.
Sierra de la sirvienta. Benimantell, marzo 2009
Coscoll formando garriga asociada al Pí blanc y l´estepa blanca.
Sierra del Maigmó, octubre 2010

Frondoso ejemplar de coscoll.
Serra del menejador. Ibi, octubre 2008

Copa de un ejemplar de coscoll cargado de bellotas.
Se aprecia el borde espinosa de las hojas.
Cabeço d´or, octubre 2008

Primer plano de las hojas y bellotas de un coscoll.
Podemos distinguir el verde vivo de las hojas y las espinas en la cúpula de las bellotas.
Serra del Rentonar, Benifallim, noviembre 2010 

Primer plano de las bellotas de un coscoll.
Serra del Rentonar, Bwenifallim, noviembre 2010


El coscoll o garric, (Quercus coccifera), es un arbusto, de hoja perenne y verde todo el año, con una gran capacidad para rebrotar tras un incendio. De no más de 2 m. de altura, aunque a veces, si se dan las condiciones favorables, como en el Atlas magrebí, puede convertir en un pequeño arbol de hasta 4 ó 5 m. Suele ramificarse abundantemente desde la base, de forma que las ramas, de corteza lisa y cenicienta, se entrelazan a menudo haciendo dificil el paso. Se distingue de l´alzina y la carrasca por tener las hojas de menor tamaño, punzantes, lampiñas y de color brillante en ambas caras, así como sus bellotas, de sabor muy amargo, la cúpula espinosa. Sustituye a los encinares y carrascales quemados, talados o degradados, formando parte importante de los matorrales altos como la máquia, y otros más bajos y claros a los que muchas veces da nombre como los coscojares o garrigas. Es indiferente a la naturaleza química del suelo y amante de los climas cálidos, soporta bien las sequías estivales y se desarrolla en las laderas secas y soleadas, empezando a faltar a partir de los 1000 m de altitud.
Cuenta Daniel Climent en su libro “les nostres plantes” que en sus hojas deposita sus huevos el insecto Coccus ilicis, dandole este hecho el nombre especifico coccifera que significa portador del coccus. Como reacción a este hecho, se forman alrededor de los huevos unas agallas, de las que se obtenía por acidificación, con vinagre, y posterior desecación al sol el quermezí de los arabes, la escarlata de la biblia o la grana de Portugal, tintura de gran importancia económica desde el imperio romano hasta hace poco tiempo en que los colorantes sinteticos a base de anilina la han relegado.
Es una planta de gran influencia en la toponimia, encontrando en Alicante algunos ejemplos como, la Sierra de la Grana en La Torre de les Maçanes o el Barranc del Coscó en Xixona. Y, también, en la antropónimia, el apellido Garrigós es quizás el más característico.

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